Las más grandes industrias del entretenimiento se enfrentan a un futuro incierto.

Las películas apocalípticas han llegado a la realidad y han paralizado la vida como la conocemos. Aunque no hemos visto zombies ni invasiones, las personas tuvimos que dejar el entretenimiento para después y alejarnos de aquello que tanto disfrutábamos, en este caso, una buena película con nuestro ICEE y palomitas.

Aunque la reapertura de los cines está a la vuelta de la esquina, fueron meses demasiado duros para nuestra industria favorita. Decenas de películas que no vieron la luz según lo planeado, entregas canceladas y producciones detenidas han sido la razón por la que el cine no puede apostar a solo el éxito taquillero, y buscan como locos nuevas posibilidades para llevar al séptimo arte a nuevos mercados.

La era de las plataformas.

La competencia no se apiada. Aún cuando se reabran las puertas, será complicado volver a tener el mismo flujo de visitantes en las salas que en otros tiempos. Pues muchas personas se han visto forzadas a adaptar sus espacios para disfrutar en casa sus series y películas favoritas, y posiblemente lo hayan visto como una mejor alternativa que invertir en idas al cine.

Sin embargo, esto también está funcionando de manera inversa. Un ejemplo, es la posible inversión de Amazon por comprar los cines AMC, donde podemos imaginar que buscan extender sus producciones de plataformas y llevarlas a la pantalla grande.

Industrias más flexibles.

Mucho empresas del grupo élite han tenido que ceder ante otros mercados con tal de mantenerse a flote. Podemos ver un titán como Disney lanzar su primer estreno en una plataforma digital en un esfuerzo por ampliar sus horizontes. O como Sony, que comenzó la creación de PlayStation Studios, marca que busca atraer a su ya muy extenso mercado de los videojuegos a sus propias producciones cinematográficas.

Lo que es un hecho es que el cine nunca desaparecerá, pero el flujo de ingresos que significaban las salas de cine tal vez ya no sea una garantía para la industria, por lo que su extensión en cada rincón del entretenimiento es inminente. Tal vez con facilidades en las licencias de distribución de streaming podamos ver a muchos lugares, como restaurantes o sitios de convivencia, adaptar sus espacios para transmitir películas en sus propias instalaciones. Tal vez las producciones indie comiencen a formar parte estelar de la pantalla grande, o simplemente veamos oportunidad para más cineastas de participar en esta reactivación. Cualquiera que sea la mejor opción, solo podemos agregar con toda seguridad: «Esta historia continuará».